domingo, 28 de noviembre de 2010

Sanctus

Amaneces con un nuevo demonio e intentas sacarlo de inmediato antes que se diluya en la sangre y te la amargue por 6.66 días. Es difícil desprenderse. Gusta de trenzarse en tus costillas, de adherirse a tu piel  desde adentro con una fuerza tal que ves al superpegamento como simple agua pura. Pero hay otras opciones, toma un poco de carbamazepina o una dosis de ácido valproico. No se sabe con exactitud cuál es su mecanismo de acción pero en algo ayudará; y, como la lista de efectos secundarios es larga, al menos tu molestia no seguirá estando sola, vendrán vómitos, cefaleas, cansancio, deseos de estar muerto, deseos de sacarte los ojos, o los oídos, si te vuelves hipersensible a los ruidos, antes de terminar con todas las voces, mejor terminas con tu oído, aunque nada puedes hacer contra las voces en tu mente. Estás fregado.
Han comenzado los efectos, sin voluntad empiezas a huir de la figura alada que parece tener un cuerno en forma de aureola. Es gracioso, caminas pero todo pasa tan lento, un simple "hola" se alarga tanto que te quedas viendo las eternas o's. "Hooooola". Lloras sin saber por qué. Lloras por la ignorancia. "I find bliss in ignorance" Te escuchas cantando: "Where is My Mind" Has dados dos pasos, sientes que has dado mil. Has regado una lágrima, te sientes mojado como tu lengua. Has olvidado a dónde te dirigías. Te preguntas: ¿es que alguna vez supe a dónde ir? Sigues riendo mientras lloras. Mariposas baten a tu alrededor y te inundan con sus polvos de colores. Una vez más te levantas y te preguntas dónde estás; suena el movimiento de una frágil criatura; es el escalofrío de tu alma que se siente sola.
Y, para terminar,  te das cuenta que no es un demonio, es un santo, un santo, santo como lo dice Ginsberg:


¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! 
¡El mundo es santo! ¡El alma es santa! ¡La piel es santa! ¡La nariz es santa! 
¡La lengua y la verga y la mano y el agujero del culo son santos! 
¡Todo es santo! ¡todos son santos! ¡todos los lugares son santos! ¡todo día está en la eternidad! 
¡Todo hombre es un ángel! ¡El vago es tan santo como el serafín! 
¡el demente es tan santo como tú mi alma eres santa!

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