jueves, 22 de septiembre de 2011

Puñetazos de amor

Caminaban por la noche en el parque que parecía estar desierto. Tomados de la mano, suspirando, haciendo que las plantas florezcan a su paso...y todo aquello. Llevaban ya un año juntos.
   -Preciosa, ¡ven conmigo! -gritó un muchacho que apareció por otro camino del parque. Iba solo y no se acercó demasiado a la pareja pero la luz del farol era suficiente para iluminar su mueca lujuriosa.
El novio de la joven frunció su cara y miró con odio al muchacho que no dejaba de mirarla y sonreír. ¡Cuántas veces había tenido que soportar a tipos como aquel! Casi siempre se encontraban a alguno, no importaba si acudían a lugares desolados o si salían a horas en que la gente prefería permanecer en casa. Y siempre había escuchado las patanerías más sucias dirigidas a su chica, y siempre sin poder hacer nada más que alejarse. ¡Cuánta rabia acumulada! No podía ir a golpear al pendejo que tenía enfrente porque eso no resolvería nada, más tarde o al siguiente día aparecería otro para importunarlo. La raza de los pendejos estaba ampliamente extendida y su chica parecía ser el imán de ellos. Pero qué odio que sentía, y qué ganas de destrozar algo, ganas de destrozar algo hermoso, sí, tal ves por ahí...
   -¡Ya estoy harto! -gritó dirigiendo una mirada endemoniada a nadie en particular.
Lo siguiente que hizo fue cerrar y abrir sus ojos como quien pronuncia una oración, selló su mano en un puño,  se acercó a la joven y le asestó un puñetazo en plena nariz. El muchacho que había molestado soltó un '¡Ah!' que quedó ahogado en el aire por el grito de la joven. Ella tenía la hermosa nariz destrozada, la sangre salía a raudales y el rostro empezaba rápidamente a inflamarse.
   -¿Y ahora, cabrón? ¿La seguirás molestando? 
El muchacho se alejó del lugar, completamente anonadado.
   -No te preocupes, ahora sólo en mi mente sé cuan hermosa eres. La belleza se te iba a ir en unos años, pero mi amor nunca disminuirá.
La joven, con ojos llorosos, lo quedó viendo. Siempre había sabido que su amor era un poco retorcido. Sólo quería pensar en que ella lo amaba y que él a ella.



Diálogos y descripciones reducidos en cuanto a brutalidad (;