jueves, 14 de julio de 2011

Vencida

Vuelvo a lo mismo. Maldecir no ayuda. Nada ayuda. Me pienso perdida. Lo que ha cambiado es que tengo un poco de querer, insignificante para lo que sé que podría alcanzar. Quiero surgir pero no doy muestras de ello. Escribir tampoco ayuda. Me ha vuelto ese dolor de cabeza y esa naúsea cada vez que me pienso. Ojalá pudiera vomitarme a mí misma. No pretendía nada grandioso; sólo quería aprender a controlarme. No pretendía dejar estos deseos no debidos, pero quería poder manejarlos y no que ellos me manejen a mí. No lo he logrado. Se me ocurren muchas otras formas de intentarlo, pero ya no sé si en verdad funcionarán o qué. Esas maneras se me antojan que son la misma cosa pero con mil caras, es mi monstruo de las mil caras. E, incluso, mi problema no está con lo que me hago daño, el problema es el monstruo ese que me hace débil, fácil de tentar, loca.
Su principal característica es hacerme creer que no hay ningún problema y que tengo el control. Nada más falso.

Quise sacar el pie del montón de excremento y terminé mas embarrada que antes. Quise dejar la farsa y trabajar en la realidad, pero finalmente continúo 'viviendo' la farsa y ocultando lo real.

Olvidé que poder ver las estrellas significa no tener techo.

martes, 7 de junio de 2011

Poco sobre genios y monstruos

Hace un tiempo los hombres encontraron cómo despertar a un genio. Tenían buenas intenciones, incluso llegaron a un acuerdo sobre lo que pedirían y nadie se negó a la inocente esperanza de la paz mundial. Finalmente habían encontrado aquellos manuscritos de las antiguas civilizaciones que constituían el eslabón perdido en las historias místicas que todos querían creer; finalmente no quedo ningún escéptico.
Cuando hubieron hecho el rito, por así llamarlo, para despertar al genio, se llevaron una mejor sorpresa. El cielo se ennegreció, cayeron tormentas, rayos y todas aquellas señales que la naturaleza acostumbra dar cuando algo muy malo va a suceder. Entonces vieron que en lugar del genio apareció, por una grieta de la tierra, un monstruo parecido a la más horrenda corrupción de un dragón y que no constituía en absoluto una bestia de magnífica naturaleza; la visión del monstruo alejó los buenos sentimientos de aquellos frágiles corazones humanos y no siquiera necesitó hacer mayor esfuerzo para derrumbar la organización que habíase formado en pos de la armonía anhelada. Parecía ser que la bestia llevaba plagas a donde quiera que fuese, y que la muerte era inevitable. No hace falta especificar las luchas que los hombres tuvieron entre sí; más lo peor fue que ellos cegaron sus espíritus.
No está por demás decir que un ser tan benevolente como aquel genio-ángel, que constituyó la intención original de la empresa de los hombres, obviamente no estaría solo encarcelado en aquel lugar; tenía su guardián. Si vas a  liberar por buenos términos a un encarcelado, es de esperarse que encuentres primero a su celador; y, en este caso, el celador era más bien un amable sirviente del enjaulado quien al verse liberado tardó un poco en atreverse a abandonar su habitual morada. Pensó que sería esperado por quien o quienes fueron en su auxilio, pensó que los seres que lo buscaron estarían esperándolo pacientemente escondidos tras algunas piedras; pero no, ellos estaban ocupados provocándose guerras. El genio vagó por entre ellos con sus mejores modales, mostrándoles su mejor sonrisa; y los humanos no respondían, si es que lo veían era tan sólo para aborrecerlo pensando en que sería otro monstruo. Los hombres estaban tan ocupados lamentándose sus tragedias que a ninguno se le ocurrió siquiera hablarle, siquiera intentar pedirle algo. Y una criatura de tan espléndida naturaleza no podía vivir entre aquella masa desesperada y repugnante; podría decirse que murió de pena.
Al morir, su cuerpecillo vaporoso volvióse casi similar al de un humano, pero era brillante a pesar de ser carne muerta; y tenía alas. Sólo por esto último los hombres se dieron cuenta de lo que era, de lo que había sido, de lo que perdieron. Y lloraron su pena, como si con ello pudieran revivirlo, lloraron como si la historia no les hubiera enseñado a resignarse, lloraron como si fuesen los primeros hombres en la historia, como si ningún conocimiento los antecediera.

jueves, 2 de junio de 2011

BB

Los pájaros tararean podridas melodías a mis oídos, sus alientos fétidos por la carroña me hacen lagrimear, me secan la piel, me estremecen sobre amortiguadamente. Mas sus duros picos no sólo producen horrendos sonidos, también depositan gusanos, gusanos que avanzan campantes marchando con la melodía de la destrucción. Su amor es carcomer con tal morbosa fruición los rescoldos de mis buenos afectos, aquellos que alguna vez me lograron dulces sangrados; ahora, en cambio, me estremece pensar en el charco de ácido que hay donde una vez estuvo mi alma. 

martes, 31 de mayo de 2011

Blue sheep

Oh chica azul, hoy te vi pasar, con tus botas negras (sí, azabache), tu blusa roja (prefieres que diga color sangre ¿verdad?), y tu desdeñado sentido de posicionamiento. ¿Sabes qué día es hoy?, mejor dirías: ¿para qué saber si es igual que ayer? Me parece que a cada paso nos retas a la orgía en la que te anhelamos. Destruyes nuestras visiones, nuestra vida, pero sólo para edificar tus castillos azules desde las ruinas. Nos unes cuando nos dejas y regresas apenas nos sentimos capaces de murmurar sin ti. Eres la encorvada, la que saca pecho, de veras eres. Te agarras de nuestro “soy” mientras que nos dejas ilógicos con el “yo” y las acciones. Apareces cada luna azul, nos impregnas de ningún perfume, y nos lees los versos de conversión para ovejas azules.

domingo, 15 de mayo de 2011

Suini

Algunos de nosotros nos dedicamos a observar al resto de cerdos. Existen cerdos que intentan no parecerlo; existen cerdos que se paran a hablar frente a otros cerdos intentando dirigirlos; existen cerdos que se aislan y prefieren ocultarse en la esquina de la porqueriza; mis favoritos de observar son aquellos que renunciaron a contentarse con las lavazas diarias esperando algún día descifrar algo. Pero los cerdos no estamos solos, existe un cuidador; algunos aseguran haberlo visto, y el resto dice sentir su presencia. Todos a la final concordamos que el cuidador, en caso de existir, no hace más que observar. Me he preguntado si será talvez porque existen otros a más de nosotros, los cerdos; pueda que a pocos pasos de nuestra porqueriza exista un corral de ovejas, o de cabras; ¿habrá un pastor dedicado a ellos o será el mismo que para nosotros?
Los cerditos queremos ser felices, pero cuando lo somos extrañamos no serlo. ¿Las cabras sentirán lo mismo?
Dicen que los cerditos estamos emparejados, dicen que cuando nuestro cuidador entra a nuestra pocilga y coge a uno de nosotros es para llevarlo a una mejor cochinera; dicen también que sólo somos materia creciente que algún alimentará los mezquinos gustos de un grupo de pastores.
Hay cerdos que no creen en nada, ni en sí mismos, cerdos que asesinan al resto, cerdos que trafican con sus hermanos, cerdos que intentan abrir un hueco en la sucia fortaleza que nos encierra; y, en medio de ellos, hay cerdos que aman, cerditos tiernos, cerdos magníficos, cerdos que nos hacen pensar en que quizá nuestra raza no es tan mala.
Esta marrana naturaleza ha sido aceptada. Iré a seguir pensando en mi propia inmundicia.

sábado, 26 de marzo de 2011

I Falsos laureles I

Como resultado del letargo consciente exiguo de inspiración -o a lo que sea que los letrados se refieran con esta palabra- en el que, obligadamente, me he visto inmersa, algunas de mis conclusiones (ciertas o no, no lo sé) han pedido ser escritas:
  • Pensar demasiado es un problema común en los depresivos.
  • Es cierto que el agua es vida, ambas son tan insaboras.
  • Y no importa cuanta agua tomes, no le hallarás sabor. Lo mismo aplica a su homólogo.
  • La vida es analógica. Todo lo digital tiene lógica.
  • El único pensamiento que un vejatorio cerebro puede irrigar gira en torno al goce de la autodestrucción.
  • Es mejor tratar con alguien insoportable que con tu yo interno haciéndote vacilar sobre lo que quieres.
  • Todo lo que tienes es lo que crees tener.
  • Sabes que ya eres lo suficientemente mayor cuando vuelves a leer cuentos para niños.
  • Las buenas intenciones existen, pero están camufladas bajo un manto de invisibilidad.
  • Leer foros de depresión me anima.
  • Ni el pesimismo en su versión más estricta ha causado tantos estragos como la 'sana' práctica de insistir en que la esperanza es lo último que se pierde.
  • Si tienes una respuesta a todo, es porque estás tan inflado de endorfinas que te crees mago.
  • Lo que escribes en una clase aburrida, rodeada de cuerpos cuya única manifestación de vida son los bostezos, es definitivamente lo mejor que puede vomitar tu cerebro para apaciguar la desesperación.

domingo, 20 de marzo de 2011

Hace

Esto lo escribí hace un tiempo. Es sólo para recordar:


A la final pienso que vivimos en una imaginación compartida, que esta es nuestra fantasía común, que esto de cierta forma nos gusta, y si esto nos gusta, el mundo real debe ser terrible. Yo vivo en la imaginación de los demás, y también soy la protagonista de mi fantasía. Espero que cuando muera pueda al fin abrir los ojos. ¿Te has preguntado por qué el universo parece nunca acabar? Pues es porque la imaginación es infinita. Y los millones de millones de imaginaciones hacen juntas un lugar tan complejo e incomprensible como el en que vivimos. ¿Por qué crees que el universo y la imaginación se parecen tanto? Pues porque todo esto es una imaginación, una muy poderosa, la de un ente magnánimo, y ese ente lo formamos todos nosotros, es el ente autocreado, la imaginación que sigue adelante porque es sostenida por los sujetos imaginados. No busques quien creó a quién, esa no es la cuestión, igual ya te habrás dado cuenta de que es como un círculo, oh, amo los círculos para explicarme, a ellos no les puedes encontrar inicio ni fin, ¿te das cuenta?, sólo debes fijarte en el camino, eso sí es algo posible. No te confundas más, no debes buscar el origen, o al menos no de la forma en que normalmente lo harías. Podrás comprender el universo sólo cuando logres comprender tu mente. Es decir, ponte a pensar en cómo los demás ven las cosas, podríamos decir que todos las vemos igual pero en verdad no lo sabemos. Pensamos que lo vemos todo, pero no es así, llegamos hasta la tercera dimensión, somos tan ciegos, vemos tan poco. Y nuestro lenguaje tan limitado, al ver una manzana puedes decir que es verde, pero para mí el verde es lo que para ti es el rojo. Otro  problema es que el lenguaje ha limitado incluso el pensamiento, ya no se piensa lo que no se puede expresar.