sábado, 11 de septiembre de 2010

A





No hay nada de saber en su cerebro. Dudo que el hielo eterno de su ignorancia ose calentarse con la pequeña llama de conocimiento que una minúscula parte de su ser se atrevió a pedir cuando vio que la principal pregunta existencial decidió salir momentáneamente de su claustro para desfilar igual que una puta.

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