domingo, 19 de diciembre de 2010

AM

Mi alma está vacía, o tal vez sea que no tengo alma. Aunque, es cierto que prefiero pensar que sí la tengo; pero entonces está desierta, es tan sólo un vano envase que clama por su preciado contenido, es estéril como un útero que jamás alojará un feto, inservible como una botella de leche que jamás se llena, desperdiciado como un cuerpo que jamás se ha ejercitado. Tú, eres mi única proveedora de tan costosa sustancia; pero, ¿me estás entendiendo o es sólo que tu amable semblante aparenta hacerlo? Me miro a mí mismo y veo a un demente en formación, me veo junto a ti y doy con un loco dichoso. Este prolongado encierro ha aumentado mi sensibilidad, y cada respiro tuyo es ahora garantía de que mi constante monólogo te es de gran utilidad. Pero, ¡por favor, despierta ya! El artista no se satisface con hablar y hablar, necesita también tener un final, recibir la ovación de su público, sentirse amado. Mi mente se debilita, pero no quiero dejar de dirigirme a ti, siento que mi historia sostiene tu vida, y sé que es deleznable como el hilo de una telaraña, y es por eso que prefiero nunca callar, mientras más hilos es más fuerte la red, y la mano de la desgracia tendrá más dificultad si quiere romperla.

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