domingo, 6 de junio de 2010

Atracón

Tremendo atracón que me he dado hoy, cinco paquetes de esas galletas de chocolate favoritas de muchos, acompañadas de yogur (entero, nada de desnatado), empanaditas de queso, y unos cuantos atados de masa muy comunes por acá. Nunca he vomitado lo que me comido, aunque he estado a punto de hacerlo. Cuando todo ello está dentro en tu organismo, ya no sientes nada más que llenura, no hay muchos recuerdos del sabor que te sedujo hace un momento, sólo la horrenda sensación de arrepentimiento y la misma promesa de siempre de: "no lo volveré a hacer" Pero siempre sucede todo lo contrario, y ese arrepentimiento pasa a formar parte del proceso de un atracón. Hay tres partes: la previa, en la cual intentas inútilmente evitar hacerlo, sabes que vas terminar comiéndotelo pero aún así te gusta pensar que intentas ser fuerte. Cuando ya te cansas de engañarte, o te aburres, viene la parte de "el hecho", que es cuando te das el gustillo y te dejas llevar por el sabor. Luego viene la peor parte, "el post", esa etapa llena de pesadumbre que desprecia todo intento de levantar el ánimo, porque sólo es depresión, ... la palabra clave en este blog.

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