Podía sentir su espesa sangre chorreando por mi cuerpo. No fue mi culpa, igual si lo fuera no me importaría. Él se merecía eso, o sino por qué más iba a pasarle aquello. Se supone que todo pasa por algo, que "Alá no permite que caiga una sola hoja de un árbol sin que sea su voluntad" En fin, ¿qué me importa su muerte? Él no era más que otro hombre, en mi vida me encontraré con unos cuantos miles más y probablemente ni siquiera lo recuerde dentro de unos años.
Nadie lo sabe, nadie me ha visto con él, no pueden culparme. Otro muerto en circunstancias extrañas, ¿debería quemarlo?, tal vez así no encontrarían nada de cuerpo y él quedaría como uno más de la larga lista de desaparecidos. Mirándolo me doy cuenta de que la vida es tan frágil, y la muerte tan oscura, tan misteriosa, tan seductora, llena de significado, de pasión...
La sangre empezó a secarse sobre mis brazos, será mejor que vaya a lavarme si no quiero luego tener que fregarme los brazos con un cepillo lleno de detergente....nos vemos....
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