-No -con el tono más aburrido que pude encontrar.
-¿Por qué? -haciéndose la sorprendida, con mirada de 'oh, tu eres hermosa, ¿cómo es eso posible?'
-No lo sé, me da pereza -dije esperando a que se rinda ante lo absurdo.
-¿Y eso qué tiene que ver? -responde, y yo acepto que su cerebro hace tiempo está en 'off'
Maldita sea, ni siquiera tengo ganas de terminar la nada inteligente conversación que me vi obligada a mantener. A la final, como sea, le dije que me vale, todo me vale, ¿y qué? Pues nada, ella se fue pensando en que soy una sufridora. Y yo me fui alegre a seguir pensando en que la vida apesta.
"-... Hay ciertas cosas que jamás deben ser cambiadas de lugar
-¿Cómo qué?
-Como el papel higiénico, !demonios!, ¿creen que no es desesperante pensar que se acabó? "
Otra:
"(a falta de algo que decir) -...hoy es miércoles
- sí, así es, todo el día"
...en vivo, trasmitiendo desde el más calentito infierno.
A mi nunca me ha pasado eso.
ResponderEliminarTodavía.
Lo de las conversaciones estúpidas.
O tal vez si, pero no lo recuerdo.