miércoles, 26 de mayo de 2010
La angelical Celestina
Ella tenía esa mirada de envidia con la que todas las mujeres cuentan siempre que están frente a una modelo. Y la modelo tenía ese aire de reina que la hace ver más importante de lo que apenas podría ser en realidad. La llamada modelo tenía un cuerpo de esos que pone a los hombres con cara de hambrientos, y ella había pasado por muchas hambrunas para conseguirlo. Celestina, quien observaba a la modelo, no era menos capaz de notarlo que lo que los hombres. Pero mientras que ellos la hacían parte central de sus más secretas aberraciones, Celestina sólo se imaginaba cómo podría rebanarla por delante y por detrás para dejarla plana e indeseable. No se creía malvada por pensar en aquello, porque cada vez que lo hacía era libre y si algo te hace sentir libre entonces no será malo.
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