Las palabras ya no me susurran. Las ideas ya no me pueblan la cabeza. Cada cosa que veo ya no es el principio de una historia nueva. Ahora sí que el mundo es gris. Sin imaginación. Todo por hacer caso a lo de 'pon los pies en tierra y aterriza en la realidad'.
¿Por qué escoger la realidad cuando puedes escoger entre otro millón de lugares?
Porque la realidad no esta dentro de ti, no ha nacido en tu cabeza, y por tanto será lo único que te sorprenderá de verdad.
Los mundos de fantasía no eran más que engañosas historias con las que me premiaba cada noche cuando nadie me contaba cuentos. No son más que mi modo de protección ante la soledad.
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